Desde pequeño Óscar Salgado asistió a peleas de gallos, pues su padre posee algunos ejemplares que han sido campeones; y asegura que ahí nació la u quietud por protagonizar sus propios combates, siempre con el apoyo de su familia. Oscar de inmediato se destacó por su estilo agresivo, emulando a los gallos de pelea, siempre al frente con elegancia e inteligencia; producto de sus entrenamientos con el afamado cubano Carlos Duarte, quien lo llevó a conquistar siete medallas en Olimpiada Nacional Juvenil y Campeonatos Nacionales. Tales logros lo llevaron a conformar el seleccionado mexicano, donde se convirtió en un púgil maduro pero que sentía la necesidad de invadir el profesionalismo; siendo un paso complicado pues perdió en su debut, aún con el gran cartel que le precedía. Salgado ha trabajado en ajustar su estilo completamente efectivo y avasallador en el amateurismo por un boxeo que le brinde los resultados deseados en el profesionalismo donde marcha con marca ganadora y cada vez más sólido en su accionar.